Un tembladeral judicial está sacudiendo a la UDESO en la provincia de Buenos Aires, pero particularmente al denarvaísmo. La competencia entre los seguidores del empresario y de éstos con los radicales produjo, en el cierre de listas para la primaria, una explosión de las mismas. Es así que se anotaron unas 400 listas y en algunas secciones, por ejemplo Quilmes, se registraron 5. El caso es que esta hipercompetencia habría desconcertado a la mesa chica de De Narváez, que había impartido instrucciones para que hubiera una sola lista para cada categoría de cargos en toda la provincia. La reacción estuvo a cargo de la Junta Electoral de la UDESO que, manu militari, decidió dar de baja a unas 200 listas, con el vaporoso argumento de que no se adecuaban a los principios seguidos por la alianza. Siguiendo los rápidos plazos legales, la mayor parte de las listas impugnadas se habrían presentado ante el órgano superior, la Junta Electoral provincial, apelando para que se deje sin efecto la purga realizada por la Junta Electoral de la UDESO. La tormenta ahora avanza al parecer en forma inexorable.
La Primera y Tercera Sección: el ojo de la tormenta
En la estratégica tercera sección electoral, por ejemplo, las acusaciones por la poda de listas apuntan al secretario General del Sindicato de Petroleros de Avellaneda, Alberto Roberti, marido de la compañera de fórmula de De Narváez, Mónica López. En La Matanza, desde la cúpula del denarvaísmo se habría forzado a Adrián Verdini a retirar su candidatura a intendente, para que quedara una sola lista denarvaísta con el concejal Fernando Asencio al frente. Los radicales, por su parte, se plantaron y llevan lista propia con Silvia Caprino para la intendencia. En Lanús, una de las listas que vetó la Junta Electoral es la que lidera como candidato a intendente José Luis Bianchi, que fuera un estrecho colaborador de Manuel Quindimil y, en los últimos años, uno de los dirigentes que más fotos se sacó con De Narváez. Similar panorama se dio en Avellaneda, Berazategui y una larga lista de municipios, donde muchos dirigentes peronistas se encontraron con que sus listas quedaban vetadas. Otro caso interesante es el de la Plata (Octava Sección Electoral) donde no hubo acuerdo y Gonzalo Atanasof (denarvaísta) enfrentará en la primaria a Sergio Panella (UCR).
La casi totalidad de las listas ahora en conflicto son de candidatos a concejales e intendentes, en tanto que para legisladores provinciales prevaleció la lista única.
Sin aliento
Con la mitad de sus listas reclamando contra las decisiones de su junta electoral, De Narváez se enfrenta ahora a un panorama crítico. Trascendió que habría consultado de urgencia con Ricardo Gil Lavedra y otros juristas antes de decidir qué camino seguir. Mientras tanto, la UDESO bonaerense es una caldera. Los dirigentes excluidos le apuntan a la cúpula que coordinó la campaña, integrada por Pepe Scioli, Daniel Amoroso y Guillermo Ferrari. El hermano del gobernador es uno de los más criticados, ya que salió beneficiado en el reparto de cargos como candidato a senador nacional. El argumento para defender esta designación fue que una boleta con el apellido Scioli puede llegar a confundir en el cuarto oscuro a muchos votantes del oficialismo y sumarle así votos a la UDESO. Pero los quejosos sostienen que estos razonamientos son inaceptables: “la boleta del Frente para la Victoria es celeste y la nuestra roja, ¿me quieren explicar cómo la gente se va a confundir entre los dos Scioli?”, rebatía un dirigente quejoso.
La realidad es que, si no logra encausar rápidamente la crisis de las listas, De Narváez podría pagar caro en las urnas las consecuencias del problema. Algunos suspicaces deslizan que una declinación del denarvaísmo en octubre favorecería el nuevo proyecto que se está incubando en La Plata en dirección al 2015. O sea, Scioli presidente y Massa gobernador.
En un mar de versiones, una señala que De Narváez podría llegar a ponerse del lado de las listas rechazadas y en contra de su propia junta electoral, para conseguir que la Junta Electoral de la Provincia falle a favor de que las 200 listas vetadas sigan en carrera, como un remedio extremo para que no se debilite su candidatura a gobernador. Ésta sería una forma de evitar una diáspora de dirigentes, pero difícilmente les cerraría el camino a los cuestionamientos cruzados dentro del espacio. Los radicales, por su parte, son los menos deteriorados por esta situación, porque sus listas quedaron el margen de la discusión y de las impugnaciones.
Este nuevo escenario hace que algunos especulen con la posibilidad de que en las secciones de la provincia donde predomina la UCR, esto es, la segunda, cuarta, quinta, sexta, séptima y octava, los resultados sean mejores que en la primera y la tercera, donde el tembladeral peronista está conmoviendo el armado denarvaísta.
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