miércoles, 18 de julio de 2012

Vergüenza Ajena

 No suelo ver el programa de Tinelli completamente. A veces me engancho con algún buen baile o con alguno de los personajes que muestran toda su intimidad frente a miles de pesronas desconocidas, con esa necesidad de que su vida pase por un programa de TV.

Pero ayer me superó el espanto. Intenté de todas las maneras posible de entender el por qué unos diez hombres (algunos conocidos, otros no tanto) se vestían con una peluca y un par de botas que, claramente, los mostraba ridículos, con el sólo objetivo de pasar obstáculos, y obviamente buscar que alguno se cayera y termine siendo el "payaso" de turno del circo. 

Mientras miraba esa imagen, sólo me replanteaba el por qué lo seguía mirando. Pero aún así, no podía cambiar de canal. Una y otra vez miraba las pelucas, los personajes, el espectáculo... y ahí seguía.

Por suerte mucho no me duró esa necesidad de ver lo inentendible, y pude apagar el televisor. Pero me dí cuenta que estuve unos 40 minutos frente a la tele. 

En mi propio análisis del día siguiente, hoy me sigo preguntando qué me llevó a mirar algo que al mismo tiempo de mirarlo me daba vergüenza ajena de los protagonistas. Y supongo que es bastante parecido a lo que les pasa a muchos, que a pesar de señalar continuamente al programa de Tinelli como un "quema cerebros", aún así lo miran. 

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