martes, 10 de julio de 2012

Crisis bonaerense: Massa y los barones del conurbano sacan ventaja


El divorcio sin mutuo consentimiento entre CFK y Daniel Scioli estaría implicando costos políticos para ambos. Esta tendencia al desgaste recíproco le marca límites al conflicto. Por ejemplo, sería suicida para el cristinismo llegar al 2012 en plena batalla contra Scioli, porque el costo en votos podría ser altísimo.
 Así las cosas, haya tregua, acuerdo o crisis definitiva, sería indispensable para la Casa Rosada que la situación se defina antes de fin de año. Para Scioli, en cambio, resistir es, de alguna manera, vencer. Su importancia como acumulador de votos haría que su posición se fortalezca en el 2012.
La percepción de que la actual situación no puede prolongarse demasiado sería compartida por la gran mayoría de la dirigencia bonaerense. Pero la crisis del aguinaldo también va dejando un balance, aunque sea provisorio. En el mismo ya se perfilan ganadores. Sergio Massa es uno, ya que su futuro político se abre a medida que se complica el panorama de Scioli. El tigrense tiene por delante ahora varias alternativas: puede terminar siendo el candidato a gobernador del cristinismo para el 2015 si a Alicia Kirchner, Gabriel Mariotto y Julián Domínguez no les dan los números y, en caso de conseguir CFK la reelección y Scioli marchar al exilio. Pero en cambio, de desencadenarse una debacle económica que barra del mapa al kirchnerismo y que convierta a Scioli en la esperanza peronista, él igual podría negociar ser el candidato a gobernador.
La semana pasada, a medida que se desataba la crisis, Massa habría recibido desde Olivos algunas señales amistosas. Por ejemplo, una encuesta de Equis, la consultora de Artemio López, sostuvo que Massa superó a Scioli en imagen positiva y que se ubica segundo detrás de la presidente. Aunque jamás lo reconocen, los dirigentes cristinistas saben que sólo Massa podría recaudar votos para el gobierno con la misma efectividad que el gobernador.
Pero el intendente de Tigre no es el único que mejora su posicionamiento gracias a la batahola que están protagonizando Cristina y Scioli. La mayor parte de los intendentes justicialistas del conurbano, si bien están acosados por el ajuste en marcha, en lo político no están saliendo mal parados. En general, ellos se mantienen en una postura intermedia, tratando de no malquistarse con la Casa Rosada ni alejarse demasiado de Scioli, que bien puede ser el salvavidas del PJ en el 2015. Los alcaldes K son una ínfima minoría que sí está dispuesta a confrontar. Por ejemplo, el intendente de Quilmes, Francisco Barba Gutiérrez, el mes pasado tuvo una violenta discusión telefónica con el gobernador, oponiéndose a que éste visitara su municipio. El caso es que la decisión cristinista de acorralar a Scioli hace que la buena voluntad de los intendentes sea más necesaria que antes, lo que explica la reciente reunión de Julio de Vido con 15 de ellos para explicarles que el gobierno les asegurará un mínimo de obras públicas. A cambio de lealtad, por supuesto.
Con el peronismo bonaerense a punto de fracturarse es también cada vez más improbable que el Movimiento Evita y La Cámpora reciban órdenes de quitarles espacios a los barones del conurbano. Pero claro está, en caso de que Scioli finalmente se quiebre y renuncie, el cristinismo podría retomar el vamos por todo y poner en marcha un plan para arrebatarles el año que viene el control de los consejos deliberantes a unos cuantos jefes territoriales.
El día a día, un infierno
En lo inmediato, la intención de Scioli de enviar a la Legislatura un proyecto de Ley de Emergencia Económica puede naufragar rápidamente. El diputado Marcelo Di Pasquale (bloque del PRO-Peronismo), que facilitó el quórum para la reforma impositiva, en la sesión del jueves criticó fuertemente el manejo de la crisis financiera provincial. Los que ya se expresaron en contra son el Frente Amplio Progresista y la UCR. “No vamos a ser cómplices de la entrega de nuestros recursos ni de la extorsión despiadada que ejerce el Gobierno nacional”, dijo el jefe de los senadores del FAP, Ricardo Vázquez. Desde la UCR, el presidente del bloque de senadores, Carlos Fernández, dijo que “el problema financiero de la Provincia es estructural, y por ello no se soluciona de un día para otro”. Mientras, los legisladores de la Coalición Cívica, comandados por Walter Martello, aseguraron que “los mecanismos para financiar la Provincia están, y asegurarían el pago de salarios hasta fin de año”, por lo que condicionaron su apoyo a una declaración de emergencia económica al reclamo a la Nación de los fondos que le corresponden a la Provincia. En cuanto al kirchnerismo, sus voceros en las dos bancadas ya anticiparon que no apoyarán la sanción de la emergencia.
Es obvio que, como están las cosas, Scioli tiene menos margen que José Manuel de la Sota para presentar una demanda ante la Corte Suprema reclamando lo que el Estado nacional le debe a la provincia. Es que el ex motonauta, al elegir la no confrontación como respuesta a las agresiones K, se encerró en una postura tan extrema como la de sus adversarios. Como jamás expresa su disenso, cualquier gesto de disconformidad de Scioli será interpretado como una declaración de guerra. Éste es, entonces, uno de sus máximos fracasos políticos, ya que, al renunciar al derecho a disentir, se ve obligado a optar permanentemente entre la sumisión o la rebeldía, una elección más propia de la vida castrense que de la política. Entre la extrema intolerancia cristinista y la incapacidad del gobernador para conseguir un margen que le permita discutir, se está abriendo entonces un abismo insondable.

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