martes, 14 de febrero de 2012

BAHIA BLANCA NO OLVIDA SE PREPARA HOMENAJE A JUAN CARLOS COBIAN

En homenaje al 116º aniversario del nacimiento de JUAN CARLOS COBIAN, el 31 de mayo , como parte del ciclo “BAHIA BLANCA NO OLVIDA”ideado por JOSE VALLE,  se realizará la colocación del 1er ejemplar de las que denominaremos  “Baldosas que no olvidan”, materializadas en un baldosones de 2 m de largo  por 1,20 m de ancho, en esta ocasión con la letra de “La casita de mis viejos” en calle Moreno al 300.
Hay, entre tantas casas perdidas en el tiempo, una que en Bahía Blanca adquiere una dimensión singular. Estaba ubicada en calle Moreno al 300, a pocos metros de la esquina con calle Castelli, y en ella vivía, desde fines del siglo XIX, la familia de los Cobián. En ella vivió, llegado junto con su familia desde Pigüé cuando tenía 3 años de edad, quien sería uno de los grandes compositores y ejecutantes más destacados del tango: Juan Carlos Cobián. Luego de completar la escuela primaria y estudiar música en el Conservatorio Williams, Cobián se marchó a la Capital Federal, para probar suerte con su pasión musical. Era apenas un adolescente, pero su nombre se grabaría para siempre entre los grandes creadores del tango. Luego de mucho trajinar, Cobián encontró un ladero de lujo en Enrique Cadícamo, con quien compuso, entre otros temas, los tangos Los MaredosNostalgias y La Casita de Mis Viejos. Precisamente este último tema da cuenta a esta historia. Porque la letra de La Casita... fue escrita por Cadícamo en referencia a la particular historia de Cobián, quien tras alejarse de Bahía Blanca en 1913 no regresó sino luego de 22 años , para visitar a sus padres, en 1935. La historia recién se hizo pública en 1976, cuando en una nota en TV el propio Cadícamo señaló que la letra del tango estaba inspirada en ese hecho. Ese mismo año, un periodista de La Nueva Provincia se acercó al lugar para conocer la de pronto "singular" casona y solo encontró... escombros: había sido demolida unas semanas antes para dar lugar a la construcción de un edificio en altura. Para la historia, la modesta referencia histórica que al menos da cuenta al ocasional transeúnte de tan  trascendente circunstancia.

"Vuelvo vencido a la casita de mis viejos,
cada cosa es un recuerdo que se agita en mi memoria,
mis veinte abriles me llevaron lejos...
locuras juveniles, la falta de consejo.
Hay en la casa un hondo y cruel silencio huraño,
y al golpear, como un extraño, me recibe el viejo criado...
Habré cambiado totalmente, que el anciano por la voz
tan sólo me reconoció.
Pobre viejita la encontré
enfermita; yo le hablé
y me miró con unos ojos... Con esos ojos
nublados por el llanto
como diciéndome por qué tardaste tanto...
Ya nunca más he de partir
y a tu lado he de sentir el calor de un gran cariño...
Sólo una madre nos perdona en esta vida,
es la única verdad,
es mentira lo demás"

(De La Casita de mis Viejos, fragmento, 1932, Cobián y Cadícamo)


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