Quizás Oscar Lescano a sus 79 años sea hoy uno de los pocos sindicalistas que se le atreven a Hugo Moyano. El titular de Luz y Fuerza lo dice sin pelos en la lengua: “Si queremos unidad, tiene que dejar la conducción de la CGT”.
“No me importa que él siga en el consejo directivo como un secretario más, pero no en la cabeza”, responde al diario La Nación el gremialista, que desde hace 23 años no se baja de la conducción de su sindicato. Y da coordenadas: “Tiene que haber un conductor nuevo, preferentemente del área de la industria y con una buena relación con el Gobierno”.
Lescano no fue en los ocho años del kirchnerismo un “incondicional” del modelo, pero sí dentro de “los gordos” no deja de ser un “dialogista puro” con el poder de turno. Sin embargo, ahora se lo ve cercano, sobre todo al ministro de Planificación, Julio De Vido, a quien, justamente, acompañó el último viernes en el anuncio de la ampliación de la quita de subsidios a los servicios públicos.
Crítico con La Cámpora, el gremialista afirma que los sindicatos tienen mayo llegada al trabajador, y, por ende, mayor contención a la hora de sostener las decisiones del Gobierno. “No somos imprescindibles, pero somos necesarios para que haya paz social. Es verdad lo que dice un miembro de la CGT de que la conflictividad no llegó ni al 6 por ciento en estos últimos años. No hubo muchos conflictos. Le fue bien al Gobierno con el movimiento obrero, no debería cambiar”, puntualiza.
A la hora de hablar de salarios, Lescano se abre a los topes: “Se puede llegar si hay un acuerdo económico y social para mantener el crecimiento y que no se escape la inflación. Podemos llegar con un techo.
“Tuvimos un acto eleccionario y pusimos toda la carne en la parrilla, nos pasamos del gasto normal y el Estado gastó mucho. Ahora no hace falta hacer propaganda de ningún tipo y así se pueden controlar algunas variables inflacionarias”, resume.
Por último, Lescano insiste con sus críticas a Moyano y hasta lo culpa del desprestigio de los sindicalistas. ”Si tenemos mala imagen echémosle la culpa a Moyano. La verdad es ésa”, abundó.
“No me importa que él siga en el consejo directivo como un secretario más, pero no en la cabeza”, responde al diario La Nación el gremialista, que desde hace 23 años no se baja de la conducción de su sindicato. Y da coordenadas: “Tiene que haber un conductor nuevo, preferentemente del área de la industria y con una buena relación con el Gobierno”.
Lescano no fue en los ocho años del kirchnerismo un “incondicional” del modelo, pero sí dentro de “los gordos” no deja de ser un “dialogista puro” con el poder de turno. Sin embargo, ahora se lo ve cercano, sobre todo al ministro de Planificación, Julio De Vido, a quien, justamente, acompañó el último viernes en el anuncio de la ampliación de la quita de subsidios a los servicios públicos.
Crítico con La Cámpora, el gremialista afirma que los sindicatos tienen mayo llegada al trabajador, y, por ende, mayor contención a la hora de sostener las decisiones del Gobierno. “No somos imprescindibles, pero somos necesarios para que haya paz social. Es verdad lo que dice un miembro de la CGT de que la conflictividad no llegó ni al 6 por ciento en estos últimos años. No hubo muchos conflictos. Le fue bien al Gobierno con el movimiento obrero, no debería cambiar”, puntualiza.
A la hora de hablar de salarios, Lescano se abre a los topes: “Se puede llegar si hay un acuerdo económico y social para mantener el crecimiento y que no se escape la inflación. Podemos llegar con un techo.
“Tuvimos un acto eleccionario y pusimos toda la carne en la parrilla, nos pasamos del gasto normal y el Estado gastó mucho. Ahora no hace falta hacer propaganda de ningún tipo y así se pueden controlar algunas variables inflacionarias”, resume.
Por último, Lescano insiste con sus críticas a Moyano y hasta lo culpa del desprestigio de los sindicalistas. ”Si tenemos mala imagen echémosle la culpa a Moyano. La verdad es ésa”, abundó.
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