viernes, 19 de agosto de 2011

GRAN HOMENAJE A CARLOS DI SARLI EN FESTIVAL MUNDIAL DE TANGO BUENOS AIRES 2011.


El  Director Artístico del Tango Buenos Aires Festival y Mundial del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires GUSTAVO MOZZI confirmó que dentro del desarrollo del mundial de tango 2011 y como evento destacado del mismo, el 27 de agosto a las 19 hs en el “Teatro de la Ribera” sito en Pedro de Mendoza 1821, en el barrio de La Boca, y a raíz de una propuesta presentada por el productor artístico JOSE VALLE, se llevará a cabo un gran  y merecido homenaje al pianista y compositor CARLOS DI SARLI. El espectáculo será protagonizado por la cantante GABY “LA VOZ SENSUAL DEL TANGO”, secundada por el maestro NORBERTO VOGEL, el bailarín y coreógrafo JESUS VELAZQUEZ, artistas que ejecutarán la obra de DI SARLI. Además, el historiador y abogado Dr. EDUARDO GIORLANDINI hará una reseña sobre la vida y obra del notable pianista bahiense.
En el evento, el CEIN (Centro de Estudios de los Intereses Nacionales) distinguirá por su trayectoria a RICARDO GARCIA BLAYA, ANSELMO MARINI, ALBERTO PODESTA, LUIS TARANTINO y a la esposa del maestro DI SARLI SRA.MARIA AMELIA GÓMEZ.
CARLOS DI SARLI: Dos tangos de su autoría son considerados clásicos del género. El primero es en homenaje a su maestro Osvaldo Fresedo y se llama “Milonguero viejo”; el segundo es un reconocimiento a su ciudad natal, “Bahía Blanca”. No son sus únicas creaciones, pero son las más memorables. Tan memorable como su famosa mano izquierda, “su zurda milonguera”, como dijera un crítico, esa zurda que le otorgaba al sonido del piano un toque distintivo y distinguido, pleno de sutilezas y matices. La mano izquierda de Di Sarli se reconocía por esa manera de decir, de acentuar, de modular.
Amigo de Discépolo, lo ayudó a componer la música de sus letras. “Soy un arlequín” lo estrena Tania en el Follies Vergere y el invitado de gala es Di Sarli en homenaje y agradecimiento por el asesoramiento brindado a su amigo.
El nombre de Carlos Di Sarli integra por legítimo merecimiento la llamada generación del cuarenta, esa camada de músicos que renovaron el tango y lo hicieron popular.
Nadie como él supo combinar la cadencia rítmica del tango con una estructura armónica, en apariencia sencilla, pero llena de matices y sutilezas.
No estuvo enrolado en ninguna de las dos vertientes de su época. No fue una orquesta tradicional, al estilo Firpo o Canaro. Tampoco un seguidor de la renovación decareana.
Di Sarli impuso un sello propio, un perfil musical diferente que se mantiene inalterable en toda su prolongada trayectoria.
En los comienzos, su sexteto nos revela la influencia de Osvaldo Fresedo. Y es cierto, opino que no hubiera habido un Di Sarli si no hubiese existido un Fresedo. Pero, sólo como antecedente necesario de un estilo que, con el tiempo, se convertiría en un modelo puro, de naturaleza propia y diferenciada.
Fue un pianista talentoso, quizás uno de los más importantes, que dirigió su orquesta desde el instrumento, con el que dominaba la sincronía y la ejecución del conjunto.
En su esquema orquestal no existían los solos de instrumentos, la fila de bandoneones cantaba por momentos la melodía, pero tenía un papel esencialmente rítmico y milonguero. Únicamente el violín se destacaba de un modo extremadamente delicado, en algún solo breve o en un contracanto.
El piano mandaba de una forma sugerente, con un bordoneo que se hizo marca registrada del maestro, encadenando los compases de la obra y acentuando un ritmo delicado y elegante, especial para la danza.
"Milonguero viejo", el tango que dedicara a Fresedo, su referente y admirado amigo, es curiosamente el lapsus paradójico que retrata su propio modelo musical.
Siendo un niño comenzó a estudiar el piano, orientado a la música clásica. Pero a la edad de 13 años y, para disgusto de su profesor y su padre, emprendió una gira con una compañía de zarzuelas que recorrió varias provincias argentinas, tocando música popular y tangos.
Poco tiempo después debutó como solista en un biógrafo (cine) y en una confitería de la ciudad de Santa Rosa, provincia de La Pampa, ambos de propiedad de un amigo de la familia, Mario Manara un italiano como su padre.
En 1919 arma su primer orquesta para tocar en una confitería de su ciudad natal, Bahía Blanca, principio de su dilatada carrera artística.
En 1923 llega con su hermano Roque a la ciudad de Buenos Aires, allí se vincula con el músico Alberico Spatola, director de la banda de la policía de Buenos Aires y pariente de los Di Sarli, quien lo contacta con el bandoneonista Anselmo Aieta para integrar su conjunto.
Luego pasa a las filas de una formación muy popular que comandaba el violinista Juan Pedro Castillo, "el rey del pizzicato".
Integró también el trío de Alejandro Scarpino, el consagrado autor del tango "Canaro en París", y acompañó en las grabaciones para el sello Electra a la actriz y cantante Olinda Bozán, prima hermana de Sofía.
Después debuta con un sexteto en el cabaret "Chantecler", pero duró poco tiempo a raíz de una pelea con el propietario. Eran épocas duras, había mucha competencia y era muy difícil conseguir trabajo.
A través del violinista José Pécora se vincula con Osvaldo Fresedo y actúa en su orquesta inaugurando el teatro Fénix del barrio de Flores.
A fines de 1927 forma su primer sexteto con José Pécora y David Abramsky, en los violines; César Ginzo y Tito Landó, en bandoneones y el contrabajo de Adolfo Kraus. Actuó en diferentes confiterías y al año siguiente firma su primer contrato con RCA-Victor, donde inicia su labor el 26 de noviembre de 1928.
En algunas de sus grabaciones contó con las voces de Santiago Devin, Ernesto Famá y Fernando Díaz, tres excelentes intérpretes a los cuales también acompañó en sus actuaciones radiales.
En esta etapa Di Sarli registró 48 temas, partiendo con los tangos "T.B.C." (de Edgardo Donato) y "La guitarrita" (de Eduardo Arolas), para finalizar el 14 de agosto de 1931 con "Una noche de garufa" (de Arolas) y "Maldita" (de Antonio Rodio y Celedonio Flores) con la voz de Ernesto Famá.


En 1932 se incorpora a la orquesta Antonio Rodríguez Lesende quien fuera su primer cantor estable.
Pocos años después y por motivos no fehacientemente conocidos, se aleja de su orquesta y parte rumbo a Rosario, provincia de Santa Fe donde participa de un pequeño conjunto con el bandoneonista Juan Cambareri. Mientras tanto el sexteto continuó actuando sin Di Sarli pero manteniendo su nombre. Luego a raíz de las actuaciones en la confitería "Novelty" pasaría a llamarse Orquesta Novel. En 1935 es solicitado por sus ex compañeros para integrarse a esta formación, pero solamente para reemplazar al pianista Ricardo Canataro que estaba enfermo.
Recién a fines de 1938 comienza a organizar nuevamente su orquesta que debutará en Radio El Mundo en enero de 1939, conformada de la siguiente manera: piano y dirección Carlos Di Sarli; los violines de Roberto Guisado, Ángel Goicoechea y Adolfo Pérez; en bandoneones Roberto Gyanitelli, Domingo Sánchez y Roberto Mititieri; y Domingo Capurro en el contrabajo; el cantor era Ignacio Murillo, luego reemplazado por Roberto Rufino.
E1 11 de diciembre de 1939 vuelve a los estudios de grabación en el sello Victor, con los tangos "Corazón" (de su autoría, con letra de Héctor Marcó), cantado por Roberto Rufino y "Retirao" (de Carlos Posadas).
Es su etapa de gloria, el rubro Di Sarli-Rufino constituye una página de oro de nuestro tango. Su registro de "Tristeza marina" (de José Dames y Horacio Sanguinetti) es formidable. Luego se incorporarán sucesivamente los cantores Carlos Acuña, por muy breve tiempo, Alberto Podestá, Jorge Durán y Oscar Serpa.
El éxito de Di Sarli es apoteósico y genera una adhesión popular que no lo abandonara hasta su muerte. Pese a ser un músico fogueado en la década anterior, los años cuarenta lo encuentran en la plenitud de su arte como director y compositor.
A partir de 1949 Di Sarli se retira nuevamente por razones comerciales, para volver recién en 1951.
Graba para el sello Music Hall desde noviembre de 1951 hasta abril de 1953 dejando registrados 84 temas y contando con las voces de Oscar Serpa y Mario Pomar.
En junio de 1954 retorna al sello Victor, hasta 1958 siendo sus vocalistas Mario Pomar, Oscar Serpa, Argentino Ledesma, Rodolfo Galé, Roberto Florio y el regreso de Jorge Durán.
Sus últimos registros discográficos, 14 en total, fueron para el sello Philips en el año 1958 y sus cantores fueron Horacio Casares y Jorge Durán.
El primer tango que compuso fue "Meditación" allá por 1919, pero nunca lo grabó. Del resto de su obra se destacan sin duda, "Milonguero viejo", "Bahía Blanca", "Nido gaucho" (con letra de Héctor Marcó), "Verdemar" (con letra de José María Contursi) y "Otra vez carnaval" (con letra de Francisco García Jiménez), verdaderas joyas del género.
El Señor del Tango fue absolutamente respetuoso de la melodía y el espíritu de los compositores de su repertorio, adornando de matices y sutiles detalles la instrumentación orquestal, apartándose de la falsa contradicción que existía entre el tango evocativo tradicional y la corriente vanguardista.
Carlos Di Sarli fue la pieza final del rompecabezas del tango del '40, que no hizo concesiones a las estridencias, ni a las extravagancias rítmicas y que, sin embargo representó con extrema delicadeza, el paradigma interpretativo del tango milonguero.

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