La titular de Desarrollo Social destacó la importancia de la tarea territorial para las estrategias de inclusión. Un balance de gestión.
Lleva ocho años al frente del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. Llegó a esa función cuando el país se debatía en la peor crisis de su historia. Desocupación, marginación y miseria eran el pan de cada día para la mitad de los argentinos. A los estragos que había causado la convertibilidad en el tejido social se sumaban los efectos del estallido de la convertibilidad. “A mí me toca representar las políticas sociales, pero se trata de una faceta de una política mayor, de una política pública que lidera nuestra presidenta”, dice Alicia Kirchner. Lo dice con modestia y orgullo, pero también desde el conocimiento técnico y la convicción política que otorga una larga militancia. Tiene sus motivos. Además de su perfil académico, su trabajo en el área social arrancó en Santa Cruz, durante la gestión de Néstor Kirchner. Primero fue en la municipalidad de Río Gallegos. El martes pasado, la responsable de diseñar y concretar los programas sociales del Gobierno Nacional participó del programa Sur, que conduce Eduardo Anguita por el canal CN23. Durante la entrevista –de la que participó el periodista Santiago Diehl–, Alicia Kirchner destacó la importancia de sostener una mirada territorial, subrayó la relevancia de la organización de las bases sociales y, aunque advirtió que resta mucho por hacer, se mostró optimista. “Podríamos habernos quedado con lo realizado entre 2003 y 2007. Pero, en ese caso, no estaríamos concretando la profundización que estamos viviendo y que todos los días alimentamos. La política social tiene que estar en permanente movimiento”, afirma la funcionaria.
Anguita: –A usted le tocó hacerse cargo de un Ministerio clave en un período candente...
Kirchner: –Lo primero que debe tener quien construye políticas sociales es una profunda vocación de cambio. No se puede llegar con un librito enlatado, como ocurrió en la época neoliberal. No es lo mismo una realidad que otra. A medida que pasa el tiempo se superan algunas situaciones y se generan otras. No podemos atarnos a programas. Lo que debemos hacer es atarnos a la vida social de un pueblo. Tenemos que estar en el territorio, construir con la gente escuchando. Es en esos espacios donde las políticas se van articulando.
A.: –¿Cuáles son los ejes centrales de la política del Ministerio?
K: –Antes de que llegáramos, la política se basaba en una bolsa de alimentos. Primero fue el Plan Alimentario Nacional, con Raúl Alfonsín. En ese momento muy necesario. Después se fueron cambiando los nombres, pero siempre pensando en la bolsa de alimentos. Si hablamos de inclusión, la política debe ser otra. Los ejes de nuestro trabajo tienen que ver, por un lado, con los derechos. Por ejemplo, la Asignación Universal por Hijo. También está la cuestión de la seguridad social, tanto a nivel contributivo como no contributivo. A nivel contributivo, por ejemplo, incluimos cinco millones y medio de personas. Por el lado no contributivo, que son las pensiones por invalidez a mayores de setenta años, el beneficio alcanza a más de un millón doscientas mil personas.
A: –¿Cómo es un esquema de trabajo típico?
K: –La política de derechos la hace la misma organización, por ejemplo, a través de los centros integradores comunitarios. Se trabaja desde mesas de gestión conformadas por personas, vecinos que deciden en el mismo territorio cuáles son las prioridades. Como Gobierno Nacional facilitamos los instrumentos para que esa participación y organización social se pueda dar. Otro eje muy importante es la generación de ingresos a través del trabajo.
Kirchner: –Lo primero que debe tener quien construye políticas sociales es una profunda vocación de cambio. No se puede llegar con un librito enlatado, como ocurrió en la época neoliberal. No es lo mismo una realidad que otra. A medida que pasa el tiempo se superan algunas situaciones y se generan otras. No podemos atarnos a programas. Lo que debemos hacer es atarnos a la vida social de un pueblo. Tenemos que estar en el territorio, construir con la gente escuchando. Es en esos espacios donde las políticas se van articulando.
A.: –¿Cuáles son los ejes centrales de la política del Ministerio?
K: –Antes de que llegáramos, la política se basaba en una bolsa de alimentos. Primero fue el Plan Alimentario Nacional, con Raúl Alfonsín. En ese momento muy necesario. Después se fueron cambiando los nombres, pero siempre pensando en la bolsa de alimentos. Si hablamos de inclusión, la política debe ser otra. Los ejes de nuestro trabajo tienen que ver, por un lado, con los derechos. Por ejemplo, la Asignación Universal por Hijo. También está la cuestión de la seguridad social, tanto a nivel contributivo como no contributivo. A nivel contributivo, por ejemplo, incluimos cinco millones y medio de personas. Por el lado no contributivo, que son las pensiones por invalidez a mayores de setenta años, el beneficio alcanza a más de un millón doscientas mil personas.
A: –¿Cómo es un esquema de trabajo típico?
K: –La política de derechos la hace la misma organización, por ejemplo, a través de los centros integradores comunitarios. Se trabaja desde mesas de gestión conformadas por personas, vecinos que deciden en el mismo territorio cuáles son las prioridades. Como Gobierno Nacional facilitamos los instrumentos para que esa participación y organización social se pueda dar. Otro eje muy importante es la generación de ingresos a través del trabajo.
MÁS INCLUSIÓN. “El Monotributo Social se creó en 2003 para incluir a todos los que estaban en emprendimientos de gestión asociada y que siempre habían estado en negro. Esto les permite quedar incluidos en la seguridad social, un aspecto fundamental para el desarrollo de la persona”, señala Alicia Kirchner. “Si se le suma los que están incluidos por las cooperativas de trabajo tradicionales, sea de manera directa o indirecta, tenemos que de los cinco millones de puestos de trabajo, más de un millón son promovidos por la economía social”, dice la ministra.
A: –El Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social es parte de la estructura del Ministerio de Desarrollo Social…
K: –Así es. Estamos trabajando muy fuerte con las grandes federaciones de cooperativas. También con las mutuales. Sus integrantes nos ayudan a capacitar y organizar a las personas que se acercan.
A: –¿Cómo está la cuestión del microcrédito?
K: –Cuando me hice cargo del Ministerio había unos 1.200 microcréditos. Hoy, superamos los 160.000 repartidos en unas 1.400 organizaciones sin fines de lucro. El microcrédito permite al emprendedor acceder a insumos y herramientas. Generar trabajo es la mejor política social.
Diehl: –Hay un discurso, bastante difundido, que dice que la ayuda social está criando vagos.
K: –Los que así piensan tienen un enorme desconocimiento. Llegado el caso, traen diagnósticos del pasado, porque muchos de ellos condujeron políticas sociales de ese tipo.
A: –Usted tiene formación académica y, además, militancia. ¿Las carreras de trabajo social cómo están formando?
K: –La formación del trabajador social es muy importante, pero quiero aclarar que, más allá del perfil y de los logros académicos, si uno no está nutrido de un proyecto político no hay profesión que sirva. Primero tiene que estar la convicción política. Después viene lo académico. Si uno no está comprometido con el otro se nota. Por eso son tan importantes las convicciones colectivas.
A: –El Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social es parte de la estructura del Ministerio de Desarrollo Social…
K: –Así es. Estamos trabajando muy fuerte con las grandes federaciones de cooperativas. También con las mutuales. Sus integrantes nos ayudan a capacitar y organizar a las personas que se acercan.
A: –¿Cómo está la cuestión del microcrédito?
K: –Cuando me hice cargo del Ministerio había unos 1.200 microcréditos. Hoy, superamos los 160.000 repartidos en unas 1.400 organizaciones sin fines de lucro. El microcrédito permite al emprendedor acceder a insumos y herramientas. Generar trabajo es la mejor política social.
Diehl: –Hay un discurso, bastante difundido, que dice que la ayuda social está criando vagos.
K: –Los que así piensan tienen un enorme desconocimiento. Llegado el caso, traen diagnósticos del pasado, porque muchos de ellos condujeron políticas sociales de ese tipo.
A: –Usted tiene formación académica y, además, militancia. ¿Las carreras de trabajo social cómo están formando?
K: –La formación del trabajador social es muy importante, pero quiero aclarar que, más allá del perfil y de los logros académicos, si uno no está nutrido de un proyecto político no hay profesión que sirva. Primero tiene que estar la convicción política. Después viene lo académico. Si uno no está comprometido con el otro se nota. Por eso son tan importantes las convicciones colectivas.
MUCHO POR HACER. “Algunos se aíslan y se olvidan de caminar el territorio. Son los que hacen análisis desde una burbuja. De cualquier manera, además de la alegría por el apoyo al proyecto que conduce con fuerza y templanza Cristina Kirchner, quiero agradecer también a los que no nos votaron. Ha sido una jornada democrática dónde se ha proyectado una mayor calidad institucional. Creo que cada elección es una enseñanza. Para los que ganamos significa reforzar el compromiso y seguir escuchando para llegar al nódulo de todos los problemas. Hay un enorme trabajo por delante…”, afirma Alicia Kirchner.
A: –¿A nivel internacional, la Argentina puede darse el gusto de aprender o de contribuir con esta experiencia?
K: –La Argentina, por primera vez, participa en el programa de la Unesco que estudia las transformaciones sociales en el mundo. Nunca había pasado que nuestro país tuviera un rol de esa importancia. Precisamente, uno de los ejes que estamos trabajando es el de la inclusión social, donde juega un rol importantísimo la juventud.
D: –Muchas veces se habla de una Argentina aislada del mundo, pero estamos teniendo una presencia notable, incluso en cuestiones de política social. Néstor Kirchner hacía referencia muchas veces a la autoestima...
K: –La gente puede. La autoestima es eso. Con los años se evaluará con mayor amplitud lo que veo en el territorio, que no es otra cosa que el vínculo, las ganas de la gente y de mi equipo, y también las ganas que tiene, fundamentalmente, una Presidenta que vive promoviendo esa fuerza de cambio. Cuando una tiene la responsabilidad de conducir políticas públicas, de ser colaboradora de una mujer con el empuje de Cristina, no puede quedarse quieta. La verdad es que hay tanto por hacer y tantas ganas de hacer que no vamos a bajar los brazos.
A: –¿A nivel internacional, la Argentina puede darse el gusto de aprender o de contribuir con esta experiencia?
K: –La Argentina, por primera vez, participa en el programa de la Unesco que estudia las transformaciones sociales en el mundo. Nunca había pasado que nuestro país tuviera un rol de esa importancia. Precisamente, uno de los ejes que estamos trabajando es el de la inclusión social, donde juega un rol importantísimo la juventud.
D: –Muchas veces se habla de una Argentina aislada del mundo, pero estamos teniendo una presencia notable, incluso en cuestiones de política social. Néstor Kirchner hacía referencia muchas veces a la autoestima...
K: –La gente puede. La autoestima es eso. Con los años se evaluará con mayor amplitud lo que veo en el territorio, que no es otra cosa que el vínculo, las ganas de la gente y de mi equipo, y también las ganas que tiene, fundamentalmente, una Presidenta que vive promoviendo esa fuerza de cambio. Cuando una tiene la responsabilidad de conducir políticas públicas, de ser colaboradora de una mujer con el empuje de Cristina, no puede quedarse quieta. La verdad es que hay tanto por hacer y tantas ganas de hacer que no vamos a bajar los brazos.
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