jueves, 17 de marzo de 2011

Policías bajo la lupa por muerte de un ecologista

La justicia penal de La Plata investiga si cuatro policías bonaerenses tuvieron vinculación con la muerte de un defensor ecológico, en un hecho registrado en octubre de 2008 en las inmediaciones de la laguna de Lobos.

Se trata de oficiales y suboficiales que estuvieron de servicio el lunes 20 de octubre, día de la muerte de Carlos Alberto Castello.

En el expediente, esos uniformados son investigados por presuntas irregularidades durante la instrucción de la causa, que originariamente estuvo a cargo de una fiscalía de la ciudad de Saladillo.

La causa que ahora está a cargo de la fiscal platense Ana Medina, sigue caratulada como "suicidio", a pesar de reiteradas presentaciones de peritos y del particular damnificado y hermano de la victima, Eduardo Castello, que insisten en que se trató de un homicidio.

Por ese motivo, Castello pidió al ministro de Justicia y Seguridad, Ricardo Casal, que desafecten de la fuerza a los cuatro policías "para dar transparencia y celeridad a la investigación".

"Existe una razonable sospecha de que dicho personal policial tenga alguna responsabilidad con los hechos que se investigan", dijo Castello.

Explicó que este pedido "también surge de la necesidad de darle a los testigos seguridad, ya que sus declaraciones comprometen a funcionarios policiales en actividad".

Carlos Alberto Castello fue encontrado muerto en su casa de fin de semana en la laguna de Lobos, situada a metros del destacamento policial.

Tenía un disparo en la cabeza, herida cortante en el antebrazo, golpes en el rostro y la vivienda estaba cerrada por fuera, según consta en el expediente judicial.

"El arma secuestrada, con los números limados, no le pertenecia y las pericias demostraron que él no se había disparado porque no tenía sus huellas digitales", explicó el hermano de la víctima.

Otra de las pruebas aportadas al expediente “es el peritaje que no pudo determinar que la sangre que estaba debajo del cuerpo perteneciera a la víctima", añadió.

"Ese peritaje estuvo misteriosamente desparecido durante más de veinte meses", agregó Castello.

También, entregó a la justicia la pericia de la bala, calibre .32, que figura como la que mató a su hermano pero este proyectil no tiene restos de sangre.

Ese informe, que había sido elevado por la perito bioquímica a la entonces fiscal de Saladillo Patricia Hortel, nunca fue ingresado al expediente porque desapareció, y recién pudo ser incorporado el año pasado.

Eduardo Castello fue encontrado muerto en su casa a pocos metros del destacamento policial de la laguna de Lobos. Castello se había enfrentado con las autoridades municipales de Lobos por la privatización de una calle de ingreso a la laguna, que pasó a manos de particulares que cobraban un canon a los pescadores y turistas que querían ingresar al espejo de agua.

Por esta cuestión, también había mantenido diferencias con policías que prestaba servicios en el destacamento Laguna de Lobos, al encabezar en varias ocasiones protestas de vecinos que no estaban de acuerdo con el cierre de la calle pública.

En un principio, la muerte de Castello fue investigada por los fiscales de Saladillo, Patricia Hortel y Alberto Sarramone, pero, meses después, por disposición del fiscal general de La Plata, Héctor Vogliolo, tomó intervención la fiscal Ana Medina.

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