Continuamos con una pirotecnia doble: la del oficialismo, al que una nueva encuesta da resultados euforizantes en territorio bonaerense, y la de los radicales con expectativas en la interna del UNEN, quienes en una choriceada para 300 comensales se entusiasmaron con los pronósticos de cortes de boleta. También estuvimos en otro ágape radical donde se recordaron anécdotas hilarantes, y terminamos, como siempre, con arte, esta vez urbano. Veamos:
Campaña en tierra de adversario: Daniel Scioli, ayer, en el Puerto de Frutos, partido de Tigre, en donde gobierna Sergio Massa, que disputa con el Frente para la Victoria con una lista neodisidente.
La oportunidad de 48 horas en el techo del mundo, Nueva York, la saca a Cristina de Kirchner de los reproches de opositores que le observan la sobreactuación en actos junto a los candidatos del oficialismo a las elecciones. Esa pausa en el recinto predilecto de los Kirchner cuando se trata de protagonismo internacional, la ONU, la acerca a otro costado del proselitismo: hablar en el debut del país en el Consejo de Seguridad, las fotos con Ban Ki moon y otros dignatarios le permite cumplir una de las tácticas más usuales en presidentes y que ilustra el consejo de Lula Da Silva. El exprimer mandatario de Brasil -que ya está en carrera para la presidencia de su país y la prueba está en el discurso que dio el sábado en el Foro de San Pablo, el sello más importante de la izquierda continental- cuenta que una encuesta al salir del Gobierno arrojó este resultado: la mitad del público no recordaba ningún acto de su administración, pero el 70% tenía en la memoria las imágenes junto a estadistas de todo el mundo. Este rédito seguramente justifica las cumbres presidenciales que tienen, día a día, menos importancia, y dejan esas fotos que circulan por el mundo como producto más rentable para quienes participan en ellas. La intervención de la Presidente ante la ONU, es decir, ante el mundo, tiene agenda anunciada: quejarse de las escaramuzas del espionaje por el universo.
Corre el riesgo de que eso se escuche mañana martes, día crítico según Washington, para la alerta internacional ante amenazas de atentados a objetivos de ese país en todo el mundo por parte de Al Qaeda, según informes provistos por la misma inteligencia que Cristina va a atizar urbi et orbi. Sobre Lula, de paso, el discurso en el foro izquierdista no sólo pareció un lanzamiento presidencial en la ciudad más importante de Brasil -algo habilitado por la caída del apoyo del público al 30% de Dilma Rousseff, un lastre difícil para una reelección. También lanzó un reproche a los presidentes de la región. Dijo que la integración no se logra en congresos y cumbres sino con charlas personales entre los presidentes. "Recuerdo cuando me reunía con Chávez y viajábamos a Buenos Aires, y después a Caracas. Y eso hoy no está ocurriendo; espero que Nicolás Maduro empiece a hacerlo como lo hacía Chávez". A Lula lo ven los mandatarios como un gurú y estas palabras marcan un reto que surge de la ineficacia de las últimas reuniones entre Dilma y Cristina para destrabar los entuertos comerciales que, Lula cree, él resolvería con una charla personal.
El viaje que inició anoche la saca a la Presidente de la campaña, en la que seguirá figurando en spots para la radio y la TV, hasta el cierre con candidatos en el teatro Coliseo el jueves, última intervención. Salir de los escenarios la aparta de los efectos del resultado más comprometido, el de la provincia de Buenos Aires. Nadie cree mucho en lo que aporten en este turno las encuestas, que no están midiendo lo que se juega en una elección legislativa, sino los torneos de imagen que libran el oficialismo y el massismo, que en realidad no confrontan las primarias sino que buscarán mostrar, el domingo por la noche, quién llevó más gente a votar sus listas únicas. Es decir, la encuesta que esperan dirigentes y público para ver quién se acerca más al triunfo en octubre, en un país que fuerza a los votantes a jugar a ganador porque lo menos que se conoce de los partidos que intervienen son sus plataformas. Este ingrediente central de la política, que son los programas, quedan en la Argentina de la crisis política con partidos y dirigentes sin poder en un tercer lugar frente a otros activos: el principal, que a uno lo crean ganador para que el público lo siga. Las encuestas en este tipo de elección terminan siendo avisos de campaña que se arrojan a los medios, algunos de los cuales reemplazan la información por esos pronósticos resbaladizos que terminan también sesgando la cobertura.
Para los que no juegan en la elección sus cargos, como Cristina de Kirchner y Daniel Scioli en el oficialismo, o Ernesto Sanz en la oposición, este juego al final da pura ganancia. La suerte de sus formaciones está discutida en la previa a una elección crucial para el juego de poder en 2015, y todo lo que les aporte va en beneficio propio. Mas cuando, como en el caso de Scioli, la tracción en la campaña parece mover el amperímetro. El gobernador hizo apariciones múltiples en todos los escenarios el fin de semana (La Matanza, Mar del Pata, Tigre, etc.) y redoblará en los cuatro días que quedan para hacer estruendo porque ayer le acercaron una encuesta de Julio Aurelio que diría que Martín Insaurralde, el candidato oficial, está un punto por encima de Sergio Massa en los sondeos. Como esa profecía contradice tanto la ola contraria de otros gurúes, el oficialismo teme exhibirla con el énfasis con el que muestra en provincias en donde ha mejorado la chance, como Santa Fe, en donde la lista de Jorge Obeid terminó sumando al sector de Agustín Rossi que era reticente al apoyo y ya cabalga por encima de Miguel del Sel, candidato del PRO con sectores del peronismo disidente en esa provincia.
Apabulla la pirotecnia del oficialismo, en particular en Buenos Aires, pero más activos en el paso a paso por vecindades parecen los candidatos en la Capital Federal. El kirchnerismo pasea con ilusión a otro héroe de la lista única, Daniel Filmus, y los aliados de la UNEN -radicales, solanistas- buscan torcer el destino de sus candidatos en la única interna interesante en donde se disputan posiciones importantes -las de un triunfo o una derrota- la sal de la pelea política después de todo. Por eso pululan las peñas radicales de todos los pelajes porque se han convencido de que son atinados los pronósticos de que en estas primarias puede haber un festival del corte de boletas, quizás el más alto desde 1983. Siempre el corte es una promesa que no se cumple, pero es la ilusión de todo candidato que ve su destino en riesgo. De esto se hablaba el viernes por la noche en la choriceada para más de 300 militantes que organizó el exdiputado radical Rafael Pascual en su local de Parque Patricios de la calle Labardén. Como todos los "majors" de la UCR, Pascual también eligió dentro de la interna de UNEN, a Ricardo Gil Lavedra, a quien llevó esa noche junto a Luis Brandoni, Humberto Tumini, Claudio Pressman (jefe del bloque radical en la Legislatura), Martín Buenaga (líder la juventud de esa comuna) y algunas estrellas del barrio como el "inglés" Carlos Babington o el vicepresidente de Vélez, Julio Baldomar y otros que se entregaron a los choripanes descreídos, como todos de los augurios de las encuestas, y confiados en la acción de la tijera en estas PASO. Hubo homenajes cargados de simbolismo, como el que algunos asistentes le hicieron a Miguel Brindisi, esperanza de Independiente para sacarlo de la B. Pascual, que tiene ese local hace 31 años, contó que en esa casa nació Brindisi, todo un emblema hoy de los emprendimientos de resurrección, deportiva y política. Que este radicalismo encuentra plano de sustentación en la campaña lo muestra una orden que dio Pascual: no servir vino sino gaseosas. Es una prueba de seriedad de una organización cuando tiene que limitar el servicio de ciertos caldos que puede alterar los ánimos.
Otro grupo radical, identificado hoy con el candidato sin candidatura Ernesto Sanz, se reunió en el restorán Los Platitos de la Costanera, para devorar un lechón en homenaje a los 69 años del excamarista contravencional Carlos Ventureira y levantar apuestas sobre la interna chica de la Capital. En la cabecera estaba el exsenador José María García Arecha -en realidad este lechón en Los Platitos debió ser en La Raya adonde funciona la peña semanal del grupo; nadie explicó el cambio -y lo acompañaron el exconcejal José Carballo (fue interventor en la Comisión Nacional de Transportes en el Gobierno delarruista), "Chendo" García Vázquez y los expertos en turf Osvaldo Resines (veterinario de la intendencia de Gustavo Posse) y el burrero platense Carlos Uzquiano, quienes se cruzaron en debate para expertos. Resines es el descubridor del producto Charleta, que fue propiedad de varios de los integrantes de esa mesa hasta que se vendió al rey de Arabia Saudita, quien hoy lo tiene, ya retirado -el caballo, se entiende- de padrillo en el haras real. Uzquiano se rió de las ínfulas de los "charletistas" al refregarles que él, con dos chuchos que pagaron $14 y $ 20, había ganado más plata con dos "lauchas" más que los propietarios del caballo real. Se interesó uno de los presentes, el abogado Héctor Falcón, por la ausencia de alguien que debió estar: el penalista estrella de radicales (y de otros también porque su arco profesional supera las pasiones partidarias) Zenón Ceballos. El cumpleañero se alarmó: "¡Me olvidé de invitarlo!". Se le acercó a Falcón Miguel Pereiro, que ya había comido su porción de lechón, y casi en un susurro le preguntó: "¿Estás en algún problema?", en referencia con la especialidad del ausente. Lo negó y dijo que sólo se había acordado de su amigo. Al final, cuando no quedaba nada, hubo un brindis por la suerte de su partido que creen seguirá conservando después de octubre lo que tuvo siempre, pero que perdió en las presidenciales de 2011, el rol de segunda fuerza política.
Más modesto en sus expectativas, esa cenicienta de la interna UNEN que es Leandro Illia llegó a La Boca y
recaló de arranque en un mítico Bar Roma, un santuario tanguero porque según algunos allí se escucharon las primeras expresiones de ese ritmo de la mano del celebérrimo "Bachicha", alias del bandoneonista Juan Bautista Deambroggio cuyo título más recordado es "Bandoneón arrabalero". Lo recibieron aspirantes a diputados de su lista, la exlegisladora Lucía Alberti y el caudillo local Osvaldo Bello, de la legendaria prole radical que desbancó al histórico Reynaldo Elena. Este Bello fue el responsable, en la visita del presidente italiano Sandro Pertini en 1985 a La Boca, de subirlo junto al entonces presidente Raúl Alfonsín a uno de esos botes a remo que cruzaban el contaminado Riachuelo hacia la isla Maciel, en disparatada violación a las mínimas y elementales normas de seguridad de cualquier jefe de Estado, y que motivó que el mandatario visitante debiera ser hospitalizado por unas horas debido al mareo que le produjo el paseo en barcaza. El episodio fue allí recordado para hilaridad de la concurrencia por el historiador radical Diego Barovero, de origen boquense y vicepresidente del Instituto Yrigoyeniano, porque además integra su último libro de inminente aparición "Caudillos y protagonistas políticos en La Boca del Riachuelo", un vuelo rasante del paso de figuras descollantes de nuestra política vernácula y su relación con el mítico barrio. La recorrida de campaña finalizó con un almuerzo en otro local de renombre histórico, el bar La Perla, de la esquina de avenida Pedro de Mendoza y Enrique del Valle Iberlucea (o Del Crucero, para boquenses auténticos) propiedad de otro radical, arrimado al PRO macrista, José Palmiotti, que funge de Defensor del Turista porteño.
recaló de arranque en un mítico Bar Roma, un santuario tanguero porque según algunos allí se escucharon las primeras expresiones de ese ritmo de la mano del celebérrimo "Bachicha", alias del bandoneonista Juan Bautista Deambroggio cuyo título más recordado es "Bandoneón arrabalero". Lo recibieron aspirantes a diputados de su lista, la exlegisladora Lucía Alberti y el caudillo local Osvaldo Bello, de la legendaria prole radical que desbancó al histórico Reynaldo Elena. Este Bello fue el responsable, en la visita del presidente italiano Sandro Pertini en 1985 a La Boca, de subirlo junto al entonces presidente Raúl Alfonsín a uno de esos botes a remo que cruzaban el contaminado Riachuelo hacia la isla Maciel, en disparatada violación a las mínimas y elementales normas de seguridad de cualquier jefe de Estado, y que motivó que el mandatario visitante debiera ser hospitalizado por unas horas debido al mareo que le produjo el paseo en barcaza. El episodio fue allí recordado para hilaridad de la concurrencia por el historiador radical Diego Barovero, de origen boquense y vicepresidente del Instituto Yrigoyeniano, porque además integra su último libro de inminente aparición "Caudillos y protagonistas políticos en La Boca del Riachuelo", un vuelo rasante del paso de figuras descollantes de nuestra política vernácula y su relación con el mítico barrio. La recorrida de campaña finalizó con un almuerzo en otro local de renombre histórico, el bar La Perla, de la esquina de avenida Pedro de Mendoza y Enrique del Valle Iberlucea (o Del Crucero, para boquenses auténticos) propiedad de otro radical, arrimado al PRO macrista, José Palmiotti, que funge de Defensor del Turista porteño.
Las servidumbres de la campaña dan para todo, como la experiencia del exembajador Juan Archibaldo Lanús, candidato a senador porteño por el partido FE del "Momo" Venegas quien el sábado, diría un mexicano, entró en la región más transparente del aire cuando lo llevaron en una caravana al corazón de Lugano. Lanús, como profesional de la diplomacia, puede ufanarse de haberlas vivido todas, en regiones de paz y de guerra, de riqueza y de pobreza, pero apenas llegado de su vacación parisiense lo subieron al "momomóvil" junto a Alicia Oliveira, la "colorada" Teresa González Fernández, Carlos Campolongo, Susana Merlo y otros, y lo llevaron cual trofeo de campaña hasta la escuela Lorenzo Miguel, un establecimiento de entrenamiento de dirigentes sindicales que dirige el exsenador Oraldo Britos, uno de los hombres que más años ocupó en la banca del Congreso. Allí, los candidatos participaron de un menú de hamburguesas y choripanes que fueron un bautismo de algunos en lugares donde el barro se subleva y que nunca habían pisado. A esa altura los "momistas" ya estaban al tanto de la reunión de Roberto Lavagna con Sergio Massa, y se indignaron a medida que avanzaba la charla. El Momo, al hablar en público, hizo una referencia a Lavagna al decir que en política había que contrapesar la duda con el coraje. Le preguntaron qué quería decir y explicó que había escuchado de Lavagna y sus emisarios durante un año que sería candidato de su partido. De pronto desapareció de las conversaciones y reapareció junto a Massa diciendo que éste presenta el voto útil. Se rió de eso el Momo: ¿el voto útil en una legislativa? Eso es para las elecciones ejecutivas, filosofó.
Obligados a sostener alguna expectativa en estas elecciones, los conservadores apelaron en la semana una de sus especialidades, que son los homenajes a estrellas de antaño. Lo organizó en recuerdo del exgobernador de Mendoza, Francisco Gabrielli, en el Palacio Balcarce de la calle Quintan en la Recoleta porteña el presidente de la convención del Partido Demócrata, Alberto Allende Iriarte, quien bromea que si en lugar de haber dedicado su vida al notariado latino se hubiera especializado en organizar "eventos" habría ganado una fortuna, algo que sólo le reconoció el empresario Carlos Pedro Blaquier a quien durante varios años le organizara los almuerzos en su residencia de San Isidro. El acto fue en dos turnos, primero con discursos en el salón Anasagasti del Jockey Club y después la cena, a la que concurrieron entre otros Fernando De la Rúa, Héctor Siracusano, José Antonio Romero Feris, Armando Ribas, Emilio Hardoy, Guillermo Alchourón, Tomas Anchorena, Carlos M. Martínez, Camilo Aldao, Victor Luis Funes, Martín Silva Garretón, Adolfo Casabal Elia, Zenón Santillán, Mariano Gerván, Lucila Vicchi, Guillermo Mac Loughlin, Patricio Avellaneda, German Elizalde, Diego Yofre, Carlos Barbosa Moyano, José María Videla, Eduardo Conesa, Juan Alberto Galarza, Bernardo Lozier Almazan, Carlos Von der Heyde, Mónica Alonso, Rubén Aramburu, Elena Mitjans, Juan Carlos Pietrovelli, Horacio Mesa, Diego Ibarbia,José Valle, Fernando Rueda, Rómulo Zemborain, Eloy Soneyra. Estaban, claro, el presidente del Partido Demócrata de Mendoza, Richard Bataggion, al presidente del Partido Demócrata porteño Eduardo A. Santamarina, y a los oradores Gastón Pérez Izquierdo y Luis Rosales. También concurrieron los diputados nacionales Federico Pinedo, Julián Obiglio y Omar Demarchi, y la ex diputada Nora Ginzburg y el Dr. Gustavo Criscuolo, ambos de la junta de gobierno del partido. En ese mismo lugar estos conservadores debieron convivir con el acto que habían organizado en un salón privado Rafael Pascual y Julio Bárbaro para hacer un análisis de pronósticos electorales y los invitados se cruzaron de un acto a otro.
Casi parecía un meeting político, pero se trataba de la intervención artística inaugurada el sábado a lo largo del corredor cultural porteño que une el Museo Xul Solar (Laprida 1212) con la Fundación Internacional Jorge Luis Borges (Anchorena 1660). En el punto de partida, el Museo, las dueñas de casa, Elena y Mariana Povarché convidaron con un brunch: un humeante guiso de lentejas. Claro, después de los discursos que inició María Kodama con el relato de algunas cuestiones sobre la amistad que unió a Borges y Xul, contó ella que Borges vivió en una casa aledaña a la Fundación de la calle Anchorena, donde escribió "Las ruinas circulares", además de "El jardín de los senderos que se bifurcan". Las palabras de Diego Santilli (Ambiente y Espacio Público) fueron breves, pero logró transmitir la alegría que le deparó descubrir esa mañana que las calles estaban pobladas de arte. Hernán Lombardi profundizó el tema de la relación entre Borges, Xul y Buenos Aires, ciudad que guarda genuinos tesoros de las primeras décadas del siglo XX, una época de esplendor. Un entendido en la materia aseguró que hay una nueva ruta turística cuyo destino es Buenos Aires, creada luego de las recientes muestras de Xul Solar y Borges en la Americas Society neoyorquina, y la de Xul en la Bienal de Venecia. "Hay artistas e intelectuales extranjeros que quieren ver la ciudad donde aprendieron a transformar las novedades que llegaban de fuera, en algo propio. Esa capacidad para hacer una cultura propia es lo más fascinante de esta época", agregó Lombardi.
Muy pronto comenzó la gira para ver las obras de los artistas contemporáneos estratégicamente ubicadas por el camino a la Fundación. El arte aparecía por todos lados. Para comenzar, Mariano Ferrante pintó las veredas con colores estridentes para señalar la ruta. Por las calles flamean las bellas banderas que, con los íconos tomados de las pinturas de Xul, diseñó Daniel Joglar. Antes de llegar a la Avenida Santa Fe se divisan los dibujos aéreos realizados con luces de colores por Gachi Hasper. En la vereda de la Galería Patio del Liceo (el nuevo punto de encuentro del arte y diseño emergente), volvieron a aparecer las geometrías de Ferrante.
Como buen político Lombardi contaba (casi como un pastor a sus ovejas) el nutrido grupo que lo acompañaba caminando y sin claudicar, durante esa linda tarde de sol. Varios se detuvieron a observar el agudo ángulo que dibuja el edificio estilo Tudor de la esquina de Arenales y Anchorena, prueba del eclecticismo porteño. "Lo construyó mi abuelo", contó Santiago Bengolea y agregó que aunque varias casas fueron demolidas, esa versión criolla del Dakota neoyorquino acapara casi toda la cuadra.
A pocos pasos de allí, en la pequeña plazoleta de Anchorena y Beruti, el artista Luis Terán plantó una obra de hierro que, sin perder de vista los motivos recurrentes de Xul Solar, funciona como un bellísimo farol, un ornamento que posee la dignidad de lo perdurable y que bien podría quedarse allí para siempre. Entretanto, el fotógrafo Facundo de Zuviría relató la historia del libro que hizo en Colombia con textos de Gabriel García Márquez, y de sus viajes por Túnez y Río de Janeiro. Añadió que suspendió su plan de viajar a El Cairo hasta que cese la violencia.
Como un premio para aquellos que completaron la gira, en los jardines de la Fundación Borges estaba el postre, el champagne para el brindis y un concierto de música de cámara. Para disfrutar de las tortas de manzanas y chocolates y de los creppes multicolores, estaban María Pimentel, Claudio Massetti, Luis Felipe Noé, Julia Converti, Alejandro Corres, Teresa Tedín, Flavia Da Rin, Carmelita Ramos Balcarce, Mariano Soto, Belén Bauzá, Gustavo Marrone, Arturo Carvajal, Arturo Aguiar, Guido Ignatti, Mariano Giraud, Diana Saiegh y Osvaldo Tesser.
Vamos a terminar con un chiste breve, que se remonta a la época soviética.
Un oficial le pregunta a otro:
-Dime, camarada Nikita Nikolaievich, ¿qué opinas tú de la KGB?
-Lo mismo que tú, camarada Ivan Ivanovich.
-Lo lamento, camarada. Voy a tener que arrestarte.
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